El otoño desnuda con ternura
a los árboles erguidos, con lisonjas
y les dice al oido que son libres
que en el aire a volar echen sus hojas.
Y se tornan naranja los colores
que pasean su brillo por las hojas
y la lluvia que cae va derramando
su frescor que juega tras las sombras.
Y un pincel de verde y de esperanza
va pintando el paisaje que me asombra
y lo invade de luz con su elegancia
que enternece esta paz y la acomoda.
Y la brisa derrama esta fragancia
en las flores, las ramas y las copas
y adormece la tierra que descansa
en el cielo surcado por la alondra.
Y una música de gotas bailoteando
van sumiendo mis tardes y mis horas
y el jardin me espera adormilado,
bajo el manto de frio que lo arropa.
Volverá de nuevo en primavera,
a traerme sus flores y su aroma
y a extender su paleta de colores
mientras pinta de arco iris cada aurora.