Que bonita la flor del almendro, este árbol que se despoja del frio del invierno y sin percatarse aún de que todavía no es primavera, nos ofrece de la noche a la mañana un espectáculo hermoso, engalanándose de unas flores blancas perfumadas y perfectas que han sido pintadas por muchos pintores, que embrujados de su hermosura han querido plasmar en un lienzo ese maravilloso color pastel con tonalidades rosas y cuya fragancia hace enloquecer a las abejas. Hoy paseando por el jardin, lo he visto y como si de una pincelada de Dios se tratara, mi querido almendro, el más grande que tengo estaba asi de hermoso, anunciandome que pronto será la fiesta, la de las flores y que me vaya preparando porque ya mismo el espectáculo de luz, color y aroma dará comienzo y debo recibirlo como se merece.
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